jueves, 18 de mayo de 2017

Los reptiles de Calblanque

El pasado abril, la Asociación Renacuajos dió un taller de identificación de reptiles en Cartagena al que tuve el placer de asistir. Este fue impartido por Conrado Requena, un naturalista con muchos años de experiencia a sus espaldas.

La salida de campo se realizó el día 22, y fue en Calblanque, un lugar muy importante para este grupo de animales, tanto por los hábitats que alberga, como por sus condiciones climáticas. El día se presentó nublado y con algo de viento, lo cuál no era lo más idóneo para ver reptiles, pero aun así pudimos ver 8 especies de las 15 allí presentes.

La especie que en más ocasiones se nos cruzó fue la lagarija colilarga (Psammodromus algirus), uno de los reptiles por excelencia del matorral mediterráneo.


Lagartijas colilargas (Psammodromus algirus)

Otros lacértidos que se dejaron ver, pero en menor medida fueron:

Lagartija ibérica (Podarcis hispanicus)

Esta lagartija, a diferencia de la anterior, suele preferir zonas más rocosas.

Lagartija colirroja (Acanthodactylus erythurus)

Esta especie está vinculada por norma general a arenales.

 Juvenil de lagarto bético (Timon nevadensis)

Es fácil de ver en arenales, roquedos, matorral, étc.

El único lacértido de la zona que no tuvimos la posibilidad de ver fue la lagartija de Edwars (Psammodromus edwarsianus), una lagartija de pequeño tamaño que suele verse en zonas de matorral no muy denso, sobre todo en tomillares. En zonas como Calblanque, debido a que es un territorio que presenta tanto roquedos, como arenales y formaciones arbustivas de diferentes densidades, podemos encontrar estas 4 especies prácticamente por toda la zona.

Respecto a los gekkos presentes vimos las dos especies (salamanquesa común y salamanquesa rosada). Estas están muy vinculadas a zonas antropizadas, sobre todo a construcciones, donde es fácil verlas en las noches de verano sobre las paredes exteriores atrapando presas a la luz de las farolas.

Salamanquesa común (Tarentola mauritanica)

Salamanquesa rosada (Hemidactylus turcicus)

También se dejo ver un camaleón común (Chamaeleo chamaeleon):


Especie arborícola, presente en el sur peninsular, principlamente en zonas cercanas a la costa. Actualmente está en expansión.

Para poner la guinda al pastel, se dejo ver un eslizón ibérico (Chalcides bedriagai). Una especie ampliamente distribuida, pero con unos hábitos muy discretos, por lo que resulta muy complicado de ver, de echo este ha sido el primer ejemplar que he podido visualizar. Ya sé que la foto no es muy buena.


No pudimos ver culebrilla ciega (Blanus cinereus) ni ningún ofidio de los presentes en la zona, que son: culebra bastarda (Malpolon monspessulanus), de herradura (Hemorrhois hippocrepis), de escalera (Rinechis scalaris), de cogulla (Macroprotodon brevis) y lisa meridional (Coronella girondica). Aun así vimos 8 de las 15 especies de reptiles presentes, una cifra que no está nada mal.

Como vemos Calblanque es una zona muy rica en reptiles debido a los diferentes hábitats interrelacionados que presenta, desde matorrales de diferente porte y densidad y algún bosquejo hasta arenales, pedregales y construcciones humanas. Aún así hay muchos pozos, algibes y balsas abandonas por la zona que significan trampas mortales para estos animales (y otros). Los atropellos son también una amenaza más para este grupo.

Para terminar quiero darle las gracias a Conrado Requena por todo lo que aprendí en el taller.


miércoles, 3 de mayo de 2017

El sapo partero bético

El sapo partero bético, Alytes dickhilleni (Arntzen y García París, 1995), es un anfibio anuro (sin cola en estado adulto), de la familia Discoglossidae. Se trata de un endemismo de las cordilleras béticas, existiendo únicamente en todo el mundo en el sureste de la Península Ibérica, desde Sierra Tejeda, Sierra de Almijara y Sierra de Alhama en Málaga en el oeste hasta Bullas y Sierra Espuña en Murcia en el este. Está catalogado en la lesgislación como especie vulnerable, aunque se ha propuesto como especie en peligro de extinción. Las amenazas asociadas a esta especie residen en su área de distribución fragmentada, el pequeño tamaño de alguna de las poblaciones y su dependencia para el desarrollo larvario de fuentes, albercas y represas, cuerpos de agua que están siendo abandonados dando lugar a su deterioro por los cambios que se están dando hacia una agricultura y ganadería intensivas. También debemos añadir como amenaza la limpieza de dichos cuerpos de agua en el periodo reproductor de la especie, lo que se lleva por delante muchas larvas, y también las enfermedades emergentes, como la quitridiomicosis.

Como la mayoría de los anfibios, el sapo partero bético adulto se alimenta de invertebrados, esta especie en concreto sobre todo de hormigas, arácnidos y coleópteros. Todos los anfibios son unos grandes aliados contra las plagas de los huertos y jardines, pese al pensamiento popular de que son animales satánicos y dañinos.

El individuo adulto se caracteriza por su pupila vertical, su aspecto rechoncho (aunque no alcance un gran tamaño), la presencia de tres tubérculos palmares en las manos, unos dedos cortos y gruesos, y la ausencia de manchas rojas y anaranjadas en el dorso, que lo diferencia del sapo partero común, cuya distribución queda al otro lado del río Segura.

Sapo partero bético adulto

Todos los sapos parteros (género Alytes) se caracterizan porque el amplexo (es el nombre que se le da a la reproducción de los anfibios) es realizado en tierra, al contrario que en la mayoría de anuros españoles, ya que estos lo culminan en el agua. Esto sucede porque una vez realizado el amplexo, la puesta no es depositada en el agua, si no que la hembra se la transfiere al macho, y este la porta (de ahí el nombre de partero) en sus patas traseras, acercándose periódicamente a la charca para mantenerla húmeda, hasta que los embriones están totalmente desarrollados (desde el amplexo hasta el desarrollo total de los embriones suele pasar un mes aproximadamente), momento en el que la puesta es liberada al agua. En las charcas donde se reproducen estos anfibios, aparecen nuevas larvas desde finales de febrero hasta septiembre, variando esto en relación a las condiciones climáticas de la zona. En el periodo reproductor estos sapos comienzan a cantar desde sus refugios con las últimas horas de luz y primeras de oscuridad, saliendo de ellos ya bien entrada la noche. El canto es muy similar al del autillo, la rapaz nocturna más pequeña que podemos encontrar en nuestra Región, aunque el del sapo partero bético deja menos pausa entre un canto y otro.

 Macho de sapo partero bético adulto con puesta con los embriones bastante desarrollados.

 Macho de sapo partero bético humedeciendo la puesta, o tal vez liberándola ya.

Sapo partero bético escondido en su refugio.

Una vez el macho comienza a cargar la puesta tras el amplexo, esta tiene un tono amarillento, que va oscureciéndose conforme los embriones van desarrollándose. Una vez la puesta es liberada, puede verse en la charca una puesta eclosionada de un tono amarillento/transparente. Las larvas tardan en realizar la metamorfosis y abandonar la charca entre 3 meses en zonas de menor altitud, y 16 en zonas de alta montaña, pudiéndose ver en estos casos larvas bajo las capas de hielo de la charca en pleno invierno. Debido al largo desarrollo larvario que poseen estos sapos suelen utilizar para criar cuerpos de agua permanentes, es decir, que se mantienen con agua todo el año. También necesitan aguas muy limpias, lo que les tranforma en unos buenos indicadores de la calidad del agua. Las larvas, como la mayoría de las larvas de anuros son detritívoras, es decir, se alimentan de materia orgánica, ya sean restos vegetales o animales.

Larvas de sapo partero bético, con escasos días de edad, alimentándose de una larva de su misma especie mucho más desarrollada, que encontrarían seguramente muerta debido a su carácter detritívoro. En la esquina superior derecha también se puede ver una puesta ya eclosionada.

Las larvas nacen con alrededor de 1,5 cm de longitud, y una vez alcanzan su máximo tamaño pueden llegar a medir 7 cm aproximadamente (esto puede variar según el cuerpo de agua, la disponibilidad de alimento, étc). A partir de este momento comienzan a absorver la cola, saliendo los metamórficos de la charca con un tamaño de 2 centímetros con poco.

Larva de sapo partero bético con sus 4 patas ya desarrolladas

Larva de sapo partero bético con sus 4 patas desarrolladas, asomándose fuera del agua para coger aire, ya que sus pulmones comienzan a estar desarrollados.

Metamórfico de sapo partero bético escondido en un lateral de la charca.

Las larvas pueden tener pigmentaciones diferentes, pero es característico su espiráculo en posición ventral adelantada, el cuál se puede intuir facilmente por una banda ventral plateada que aparece frecuentemente. También aparece con frecuencia una gran mancha oscura en la base de la cola en forma de H, M o V, que se continúa hacia atrás en una banda oscura continua a cada lado de la cola.

 Larva leucística de sapo partero bético.


Larva de sapo partero bético con una pigmentación bastante común.

BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA 

SALVADOR, A. (2015). Sapo partero bético - Alytes dickhilleni. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Martínez-Solano, I. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/


ARNTZEN, J. W. & GARCÍA-PARÍS, M. 2002. Alytes dickhilleni. En: Atlas y Libro Rojo de los Anfibios y Reptiles de España (PLEGUEZUELOS, J. M.; MÁRQUEZ, R. ; LIZANA, M. eds.). Dirección General de Conservación de la Naturaleza-Asociación Herpetológica Española (2ª impresión), Madrid: 76-78.

FERNÁNDEZ-CARDENETE, J.R. et al. 2013. Guía de los anfibios del sureste ibérico. PARRONDO-CELDRÁN, P. (coord.). Murcia. Asociación Columbares. 176 pp. ISBN 84-616-7840-0